Aumentar el lavado de manos en los aeropuertos reduciría mucho el contagio de enfermedades, según un estudio

Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (Estados Unidos) estima que mejorar las tasas de lavado de manos de los viajeros de 10 de los principales aeropuertos del mundo podría reducir hasta en un 37 por ciento la propagación de muchas enfermedades infecciosas. Además, apuntan que cuanto mayor sea la mejora de los hábitos de lavarse las manos en los aeropuertos, más grande será el efecto en la ralentización de los contagios.

La investigación, que aborda las enfermedades infecciosas en general, incluida la gripe, se publicó a finales de diciembre, justo antes del brote del nuevo coronavirus en Wuhan (China), pero sus autores aseguran que sus resultados se aplicarían a cualquier enfermedad de este tipo y que son «relevantes» para la actual epidemia.

Basándose en datos de investigaciones anteriores realizadas por grupos como la Sociedad Americana de Microbiología, este equipo de científicos estima que, en promedio, solo alrededor del 20 por ciento de las personas en los aeropuertos tienen las manos limpias, lo que significa que se han lavado con agua y jabón, durante al menos 15 segundos en la última hora. El otro 80 por ciento está potencialmente contaminando todo lo que tocan con cualquier germen que puedan estar portando.

«El 70 por ciento de las personas que van al baño se lavan las manos después. El otro 30 por ciento no lo hace. Y de los que lo hacen, solo el 50 por ciento lo hace bien», argumenta Christos Nicolaides, uno de los líderes de la investigación. Otras personas solo se enjuagan brevemente con un poco de agua, en lugar de usar agua y jabón y pasar los 15 o 20 segundos recomendados. Esa cifra, combinada con las estimaciones de exposición a las muchas superficies potencialmente contaminadas con las que la gente entra en contacto en un aeropuerto, lleva al equipo a estimar que alrededor del 20 por ciento de los viajeros en un aeropuerto tienen las manos limpias.

Mejorar el lavado de manos en todos los aeropuertos del mundo para triplicar ese índice, de modo que el 60 por ciento de los viajeros tengan las manos limpias en cualquier momento, tendría el mayor impacto, reduciendo potencialmente la propagación de la enfermedad global en casi un 70 por ciento.

Los investigadores reconocen que desplegar tales medidas en tantos aeropuertos y alcanzar un nivel tan alto de cumplimiento podría ser «poco práctico», pero sugieren que aún se podría lograr una reducción significativa en la propagación de la enfermedad con solo elegir los 10 aeropuertos más significativos en base a la ubicación inicial de un brote viral. Centrar los mensajes sobre el lavado de manos en esos 10 aeropuertos podría reducir potencialmente la propagación de enfermedades hasta en un 37 por ciento, según estiman.

Incluso pequeñas mejoras en la higiene podrían significar una diferencia notable. El aumento de la prevalencia de personas con las manos limpias en todos los aeropuertos del mundo en solo un 10 por cineto, que los investigadores creen que podría lograrse potencialmente mediante la educación, los carteles, los anuncios públicos y tal vez un mejor acceso a las instalaciones para lavarse las manos, podría reducir la tasa mundial de propagación de una enfermedad en alrededor de un 24 por ciento.

Los científicos llegaron a estas estimaciones utilizando simulaciones epidemiológicas detalladas que incluían datos sobre los vuelos mundiales, incluida la duración, la distancia y las interconexiones; estimaciones de los tiempos de espera en los aeropuertos; y estudios sobre las tasas típicas de interacción de las personas con diversos elementos de su entorno y con otras personas.

Sus hallazgos son consistentes con las recomendaciones hechas tanto por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) como por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ambas entidades han indicado que la higiene de las manos es la forma más eficiente y rentable de controlar la propagación de enfermedades. Aunque afirman que otras medidas también pueden desempeñar un papel útil para limitar la propagación de enfermedades infecciosas, como el uso de mascarillas, el cierre de aeropuertos y las restricciones de viaje, la higiene de las manos sigue siendo la primera medida y más fácil de implementar.