Hasta llegar al corazón de Marrakech

Marrakech es considerado uno de los lugares con más encanto y con más visitas registradas cada año. Pero este lugar tiene una doble cara: la riqueza y la pobreza conviven pared con pared. Mientras los turistas están en perfectos y cómodos hoteles, los niños corren descalzos por las calles justo en la pared de al lado, y en cuanto ven a un turista se acercan al unísono de “euro, euro”, mientras despliegan las palmas de sus manos. Ver chabolas y niños pidiendo en el suelo de las calles marroquís justo al lado de un gran parque acuático para turistas es algo normal allí.

Por otro lado, la falta de urgencias, farmacias y todo tipo de lugares sanitarios predomina. Tampoco hay presencia de guarderías, institutos o colegios, por lo menos a simple vista, pero si hay universidad, otro dato contradictorio. Todos los habitantes de Marruecos desde niños hasta a ancianos trabajan, de lo que sea, pero trabajan: niños con rebaños de ovejas, vendiendo artilugios en las calles, ofreciendo servicios de comida, cafés, arte en las calles: acrobacias o bailes, e incluso ofrecen servicios de lectura del futuro.

La henna es algo muy trabajado allí, y en plena calle las mujeres marroquís hacen verdaderas obras de arte en las manos de las turista, por un escaso precio de 5 euros el dibujo. Muy bajo para el trabajo que eso requiere.

Otro tema muy característico de Marrakech es la ley del “regateo”. Por todo lo que vayas a adquirir, ya sea material o de servicios, tienes que acordar un precio. No hay precios fijos, ni nada establecido. Puedes empezar por 60 euros y al final que sean 15. Todo es negociable y obviamente no es el mismo precio para los residentes de la ciudad que para los turistas.

La circulación es algo peligrosa. Las motos son predominante en este lugar, todo el mundo va en moto, y no una o dos personas, sino familias enteras en una sola moto. Por otro lado, las motos pueden pasar entre las personas por la acera. Por la famosa plaza de Yamaa el Fna o famoso Zoco marroquí hay que esquivar las motos entre la multitud de personas, algo bastante arriesgado. Respecto a la vestimenta de la mujer en Marrakech se puede encontrar de todo. Hay mujeres marroquíes que van sin velo y mujeres que van tapadas enteras con burka. Por lo que se deduce que es algo menos restrictivo de lo que pensamos, y depende de lo religiosa o practicante que sea cada mujer. Las turistas no tienen problemas, pueden ir vestidas con vestidos, shorts y todo tipo de ropas, sin ningún tipo de restricción. Otra pregunta que se plantean las mujeres turistas es: ¿Podremos fumar por las calles marroquíes? Por supuesto que sí, las mujeres turistas pueden fumar donde quieran, e incluso allí se fuma en restaurantes y sitios cerrados, cosa que en España está terminantemente prohibido. Respecto a las mujeres marroquíes no fuman ninguna, al menos en público.

Por lo que Marrakech, es un lugar que a la vez que paraíso es pobreza, pero sin duda es un lugar al que se ha de viajar por lo menos una vez en la vida. Y no únicamente visitar el lugar, sino como decía Rousseau “viajar no solo por viajar, sino por conocer al hombre”.

    Natalia García Vecino